Respuesta del Sindicato Médico de Sevilla a la presidenta de la Junta de Andalucía

Qué honor, después de tantos años. Resulta que sí, que sabe usted de nuestra existencia. El “Sindicato Médico”, qué raro se hace oír esas palabras de su boca. Nunca nos había usted nombrado. No nos mencionó ni una sola vez en los años de hierro de la crisis, cuando la Junta cargó sobre los médicos todo el peso de los recortes presupuestarios, mientras usted se presentaba ante la población como la presidenta de una comunidad en la que no se habían hecho recortes sanitarios. No nos mencionó cuando denunciábamos ante el Gobierno que preside la injusticia de la que estábamos siendo objeto en comparación con otros sectores de la Administración andaluza y del propio sistema sanitario. Era como si no existiéramos.

No nos consta que haya reparado en nuestra existencia ni un solo día en estos casi 20 años de deterioro de la Atención Primaria. No ha tenido en cuenta ni una sola de nuestras denuncias sobre la insuficiencia de los sucesivos “planes de mejora” en este sector. Ni siquiera en relación con el último de ellos, anunciado recientemente a bombo y platillo por su Gobierno, ha mostrado su equipo interés por nuestra opinión, celebrando reuniones sin avisarnos o en días en los que nos era imposible asistir. Como si no existiésemos.

A pesar de todo, durante todo este tiempo cabía la duda de su posición personal al respecto. Cabía pensar que el menosprecio o el maltrato a los que estábamos siendo sometidos no eran cosa suya, sino la obra de algún empleado sin escrúpulos que, actuando por su cuenta y riesgo, nos exprimía a sus espaldas para colgarse alguna medalla con la que ganarse su admiración. Tal vez, después de todo, usted nos respetaba y solo era víctima de las reglas despiadadas de la realpolitik.

Pero esta semana nos ha sacado usted de dudas. El pasado jueves nos reveló de golpe dos cosas que no olvidaremos jamás: en primer lugar, que sabía de nuestra existencia y, en segundo, que esta le ha resultado irrelevante hasta que la ha relacionado con sus resultados electorales. No era su apretada agenda la que le impedía dedicarnos atención, ayer lo supimos. No era usted, como nosotros, la víctima de algún secuaz sin entrañas que quería medrar a nuestra costa. No le éramos desconocidos, simplemente le dábamos igual.

Nos llama usted “sindicato corporativo” en lugar de “sindicato profesional”, que es lo que somos. Nos dice usted que “también” nos respeta, como a los otros sindicatos… los buenos. Pero esa distinción entre buenos y malos ya no puede ser atribuida al descuido o a su intensa actividad política. Tildarnos de “corporativos” y acusarnos de pretender influir en las elecciones andaluzas no solo es un error en el sentido de constituir una descripción incorrecta de la realidad, sino también, y esto debe preocuparle especialmente, en el de revelar ante todos los médicos la opinión que le merecemos.

Se equivoca usted, señora presidenta. No nos importa quién gane las elecciones, porque defenderemos la calidad de la asistencia sanitaria y los intereses de los médicos con independencia de quién gobierne Andalucía.

Por otra parte, para comprobar que no somos corporativistas, basta leer las reivindicaciones que hay detrás de nuestras movilizaciones: solo queremos que se cubran las ausencias de nuestros compañeros, tiempo para ver a nuestros enfermos, poder pedir las pruebas que estos necesitan y prescribir los fármacos que consideramos idóneos sin más restricciones que las reglas de buena práctica clínica, las cuales, por cierto, deben tener en cuenta el gasto sanitario. En cuanto al sueldo, no parece especialmente corporativista pedir que se equipare a la media de los médicos de España, y esto es algo que usted debe de entender ya que tanto defiende nuestra tierra frente al resto de comunidades. ¿O acaso los médicos no vamos en el lote?

Qué pena, señora presidenta, que nos haya ignorado usted tantos años y nos preste atención ahora. No comprendió la importancia de nuestras denuncias, la verdadera dimensión del problema al que se enfrentaba, la gravedad del malestar progresivo de los médicos, la frustración que ha acabado ahogándonos. No prestó atención a nuestras demandas, no pactó, no nos escuchó… ni siquiera un poco. Y ahora, situada de golpe frente a un colectivo que se ha plantado porque no puede más, en lugar de reconocer su error, nos escupe a la cara unos insultos para desacreditar nuestra voz.

No replicaremos en el mismo tono que usted nos ha dedicado. Nuestra fuerza reside en nuestros argumentos y nuestra honestidad. Este pasado jueves, usted se alejó aún más de un colectivo que no se merece su menosprecio, sino su respeto. Esto no solo constituye un grave error, sino un motivo más para nuestra desazón. En cualquier caso, sepa usted que no ha hecho otra cosa que reforzar nuestra convicción de que estamos haciendo lo correcto y nuestro compromiso con la lucha por recuperar la dignidad de nuestra profesión, que usted parece empeñada en pisotear. El jueves fue un día triste para Andalucía, aunque usted quizás no sepa apreciarlo.

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