Cada agresión es una bochornosa sucesión de agresiones

Seguimos indefensos y abandonados por la administración y la justicia

 

El pasado día 17 de julio tuvo lugar un nuevo episodio de amenazas a un facultativo en Sevilla.  Ocurrió en el Centro de Salud de Osuna, donde una Médico de Familia fue increpada e intimidada por la paciente a la que acababa de atender. La mujer, tras identificarse como la propietaria de un comercio de la localidad, se dirigió a la médica en un tono amenazante e intimidatorio, reprochándole que hubiese dado de baja a uno de sus empleados.

Ante la notificación del episodio al SAS mediante la correspondiente Hoja de Agresiones, la agredida interpuso la correspondiente demanda en la Policía Local de Osuna. No obstante, la jueza ha decretado el sobreseimiento del caso libre del procedimiento y acuerda sin más el archivo de las actuaciones “al no revestir los hechos caracteres de infracción criminal”.

Lo más sorprendente e indignante de este nuevo caso de amenazas a un facultativo, es el hecho de que los servicios jurídicos del SAS hayan optado por no recurrir la decisión judicial. Aunque el Sindicato Médico de Sevilla va a interponer ese recurso para evitar la indefensión de nuestra compañera, nos decepciona profundamente que la empresa se haya inhibido de su defensa, dejándola abandonada ante las amenazas recibidas en el ejercicio de su profesión.

Este episodio vuelve a poner de manifiesto la indefensión y el abandono que sufrimos los médicos ante las actitudes amenazantes y violentas de algunos pacientes. De hecho, cada médico agredido acaba siendo víctima de una lamentable sucesión de agresiones más allá de aquélla que desencadena el proceso:

  • ES UNA AGRESIÓN la indiferencia de la Administración ante las situaciones favorecedoras de agresiones, que este sindicato no se cansa de denunciar, como la sobrepresión asistencial por ausencia de sustituciones, las consultas que no disponen de escape, la ausencia de timbres o sirenas que alerten a todo el centro, la inexistencia de personal de seguridad y medidas disuasorias de control como existen en numerosos centros públicos de muchísima menor afluencia diaria de personas.
  • ES UNA AGRESIÓN la indiferencia de la Administración una vez producido el episodio, limitándose en la mayoría de los casos a la tramitación de los procedimientos burocráticos establecidos, pero eludiendo la importantísima función de acompañamiento que deben realizar tanto cargos intermedios como superiores para que la víctima sea evaluada por los servicios de Medicina Preventiva o de Urgencias, así como para ofrecer apoyo psicológico, asesoramiento jurídico y expresión pública y contundente del rechazo de la agresión.
  • ES UNA AGRESIÓN la falta de reconocimiento hacia la víctima que permanece en el puesto de trabajo sin darse de baja tras la agresión, por lealtad a la empresa y a sus compañeros, o que, en caso de necesitar la baja, ve sus ingresos mermados, o que contempla perpleja cómo el episodio que acaba de vivir no merece siquiera el reconocimiento de accidente laboral. Ya se sabe… “ni agradecido ni pagado”.
  • ES UNA AGRESIÓN la incapacidad de la Justicia de proteger de manera efectiva a la víctima, permitiendo que el agresor ni siquiera tenga que declarar, adoptando decisiones que suponen que amenazar a un médico salga gratis.
  • ES UNA AGRESIÓN que tu propia empresa, La Administración, aun disponiendo de acceso privilegiado a los médicos de comunicación y de un potente gabinete jurídico, te abandone, quizás porque prefiere tolerar estas amenazas indignantes a enfrentarse a sus potenciales votantes.

Es inaceptable que la Administración y la Justicia dispensen este trato a un profesional que es amenazada en el desempeño de sus funciones. Si la Ley impide castigar a quienes amenazan a los médicos, habrá que cambiar la Ley. Mientras tanto, se hace imprescindible aplicar con el máximo rigor la legislación vigente. Por otra parte, resulta desalentador que el SAS ni siquiera se preste a recurrir una decisión judicial tan difícil de asumir.

Desde el Sindicato Médico, seguiremos luchando con todas nuestras fuerzas por el fin de este grave problema, pero necesitamos que la Administración adopte de manera urgente medidas que protejan a los médicos y disuadan a los agresores. Asimismo, resultan imprescindibles reformas legislativas que acaben con la impunidad de ciertas formas de insultos y amenazas que actualmente salen gratis al agresor. De lo contrario, nos veremos obligados a adoptar medidas de presión que fuercen a la Administración a proteger de manera efectiva a sus profesionales.

Comité Ejecutivo del Sindicato Médico de Sevilla

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