Manifiesto contra las agresiones a los facultativos

El 12 de marzo es el día marcado en el calendario laboral como el destinado a recordar que los profesionales de la Sanidad estamos sufriendo el castigo continuo de las agresiones.

Triste efemérides la de este día para recordar el preocupante aumento en cantidad e intensidad de esta lacra que es vivida por los profesionales con, cada vez más, hartura, cansancio y miedo. Y así, todos los años, desde hace demasiados.

Este día podemos escuchar como, desde todos los sectores se recuerda, con palabras grandilocuentes, la necesidad de mantener una TOLERANCIA CERO contra las agresiones. Se celebran en los que volvemos a dejar claro que no queremos sufrir violencia en nuestro trabajo y que no estamos en las consultas para que nos peguen. Y sin embargo, las agresiones, lejos de disminuir, continúan aumentando.

Quizás, como no somos capaces de terminar con esta trágica realidad, la institucionalizamos marcando un día para transmitir a la sociedad que este tipo de actos deben ser sistemáticamente rechazados y condenados hasta conseguir que desaparezcan. Por eso nuestro objetivo no puede ser otro que hacer desaparecer el día contra las agresiones a los profesionales de la Salud, conseguir que no haya nada que recordar a este respecto, y para ello solo hay una forma: derrotar a los violentos.

Revisando las cifras podría desprenderse que aquellos que agreden cuentan con márgenes de acción demasiado amplios, que existe demasiada permisividad, a pesar de todo lo que decimos que hacemos contra la violencia. Por eso, en un día como éste, ha de imponerse la reflexión sobre los discursos, tenemos que revisar nuestras actitudes, analizar lo que hacemos y, sobre todo, lo que dejamos de hacer.

Es necesaria una estrategia de afrontamiento permanente, superando miedos y rutinas. No dar tregua, exigir siempre un paso más, una nueva medida de control, una nueva estrategia formativa e informativa, unas actuaciones judiciales más contundentes.

La Administración Sanitaria no puede conformarse con hacer un Plan contra las Agresiones ya sabemos que estos planes con demasiada frecuencia tienen poco impacto real en el control de las agresiones y que a veces solo sirven como justificación social ante la ciudadanía.

De entre los agresores, aun son pocos los que son llevados a comparecer ante la justicia, la Administración no suele actuar de oficio, no se exige la restitución de los bienes dañados ni el pago de los gastos ocasionados por la agresión a los profesionales. La “socorridísima” lentitud de la maquinaria pública o los derechos de los que no respetan ningún derecho, hacen que los agresores salgan beneficiados, que “les salga barato agredir”.

Los violentos son muy pocos, poquísimos, en comparación con los millones de ciudadanos a los que vemos cada año, no podemos permitir que un grupo tan pequeño haga tanto daño a la sociedad.

El cambio en el código penal introducido por la Ley Orgánica 1/2015 por el que las agresiones a los facultativos del Sistema Sanitario Público pasaban a ser consideradas delitos de atentado, ha provocado en muchos casos el efecto contrario al que se buscaba. En ocasiones, las denuncias presentadas por los agredidos son tramitadas por la fiscalía como delitos leves (antiguas faltas) si no existe absoluta certeza de que las agresiones fueron cometidas con “intimidación grave o violencia” como recoge el nuevo Código Penal ya que las penas por atentado son castigadas con penas de prisión de 1 a 4 años. Muchas agresiones verbales (o físicas cuando no están bien documentadas) son tramitadas como faltas de consideración y respeto a la autoridad, en el ejercicio de sus funciones, tal como recoge el artículo 556 del Código Penal. En estos casos tienen la consideración de delitos leves y son castigados con penas de multa de 1 a 3 meses. En definitiva, lo que se legisló para castigar más duramente a los agresores, está teniendo a veces un resultado negativo, de forma que las elevadas penas hacen más difícil conseguir que sean tramitadas estas agresiones como delitos de atentado y no como delitos leves.

Los profesionales, sin duda, tenemos el papel más difícil. No podemos ser cómplices con nuestro silencio. ¡NO TE CALLES! Debemos denunciar todas las agresiones, aunque cueste, aunque tengamos miedo y sintamos la presión impresentable de los agresores y/o sus familiares. Porque no estamos solos, cuando te ocurra, no tengas reparos, ¡PIDE AYUDA!

EL SINDICATO MÉDICO ANDALUZ, integrado en su totalidad por profesionales sanitarios, por facultativos, siente todas las agresiones como propias. Por eso es prioritario estar con los agredidos desde el primer momento. Ponte en contacto con nosotros cuando lo necesites. te acompañaremos, te asesoramos y te protegeremos jurídicamente si así lo deseas. Es lo más importante, lo único importante. Además, presionamos ante la administración para que ningún violento se quede sin castigo, pediremos que la legislación se perfeccione y no provoque efectos contrarios, exigiremos que las condiciones de trabajo no sean un factor de riesgo más, una excusa para el agresor, lucharemos porque los lugares de trabajo sean seguros y, ojalá, con todo ello, hagamos que en un futuro carezca de sentido el día contra las agresiones a los sanitarios.

Sindicato Médico Andaluz

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