Las Urgencias del hospital de Osuna: En estado crítico.

En las últimas semanas estamos viviendo un nuevo conflicto en el Hospital Comarcal de la Merced de Osuna. Y llueve sobre mojado, en este caso. El año pasado se vivió una fuga de profesionales (seis, para ser más exactos) que rozó lo inasumible en el servicio de Urgencias de dicho centro, y este año vamos de camino. Y todo por el “plan de no-vacaciones” del centro.

 

Así, aunque los profesionales de dicho servicio vienen avisando meses atrás de que la plantilla no era suficiente para abordar el verano, la dirección del centro parece no haberse puesto manos a la obra hasta la semana pasada. El SAS nos tiene acostumbrados a estas improvisaciones. Hay hospitales a punto de cierre por falta de profesionales por esta falta de previsión crónica. Dicen que no hay médicos. Pero quizás es problema es que los médicos que no quieren firmar contratos temporales en precario y prefieren, o bien irse a otros centros con mejores ofertas, a la medicina privada, o bien emigrar.

 

La triste realidad es que los cuadrantes de los que disponen los facultativos del servicio de Urgencias para el próximo verano están llenos de interrogantes. De si se van a cubrir todos los puestos (hasta 800 horas por mes están a la espera de adjudicatarios) para facilitar las vacaciones de todos, de si la dirección del centro va a cumplir su palabra de resolver el entuerto, y de si van a “sobrevivir” a un verano infernal con unos turnos totalmente inasumibles. Y a esto probablemente se va a sumar el grave problema de que sean menos profesionales en cada turno atendiendo a los numerosos pacientes que acuden a un servicio de Urgencias ya de por si saturado y que arrastra falta de cobertura de bajas desde hace ya meses.  Una plantilla bien dimensionada y un plan de vacaciones real y bien diseñado, no improvisado, habrían ayudado a evitar este problema. Escuchar a los profesionales del servicio, también.

 

No creemos que las soluciones sean fáciles, y menos a estas alturas, pero no somos nosotros los que debemos darlas. Para eso están los gestores de nuestra innovadora (y según dicen magníficamente dotada presupuestariamente) joya de la corona que, aunque tarde, parecen estar trabajando en el problema. Esperemos, por el bien de los profesionales y de los pacientes, que lo consigan. Y pronto.

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