Subasta de medicamentos: Indios sin John Wayne.

Reproducimos de forma íntegra un artículo escrito por Antonio Burgos y que se publicó en ABC el pasado 3 de Julio, en el que se refiere a las subastas de Medicamentos del SAS, del que se han hecho eco en la página web del Sindicato Médico Andaluz.

 

Como nos lo hacen «los nuestros», ¡prontito va a haber aquí una Marea Blanca contra las medicinas de subasta que receta el SAS!

 

ANDALUCÍA tiene muchas peculiaridades. Las sabidas, o sea, la Alhambra, la Giralda, esa Mezquita de Córdoba que la Junta le quiere quitar a la Iglesia por el procedimiento del tirón, y nunca mejor dicho, porque es para quedarse con el dinero del bolso de la taquilla más que nada. Andalucía tiene esas peculiaridades, y otras. Como el mismo partido en el poder hace la tira de años, que la gente sigue votando por muchos ex presidentes que vayan a pares imputados hacia el Supremo. Y otra peculiaridad que no ha sido destacada convenientemente: la subasta de medicamentos por el SAS. Dicen que salvo la que han puesto junto a San Isidoro, donde el otro día adjudicaron un murillo, en Sevilla ya no quedan salas de subastas. Mentira. Sevilla tiene una gran sala de subastas. Está en la Consejería de Salud. Sala de subastas a la baja, para comprar lo más baratitos posibles los medicamentos que tienen que recetar los médicos de los ambulatorios, a los que les han puesto de mote Centros de Salud…

 

Mote muy mal puesto. De salud, nada. El que va allí es porque anda chungalé de salud y quiere que lo vea su médico para que le recete algo y lo cure. ¿Algo? ¡De ninguna manera! El médico de familia del SAS sólo puede recetar principios activos, ¿qué es eso de poner el nombre de una medicina en una receta, hombre? ¡Ni que fuera la publicidad de la tele! Tienen que poner el principio activo, no el nombre de la medicina que usted necesita. Eso, por lo que respecta al médico que receta, que como se pase un tanto así mandandolo que no debe, o sea, medicinas por su propio nombre, les meten un puro que lo avían. Y por lo que respecta a las farmacias, no pueden darte la medicina con ese principio activo que ellos quieran, del laboratorio que les merezca confianza, sino estrictamentede un genérico: del que se la haya adjudicado en las subastas del SAS. Sí, el SAS subasta sus compras de medicamentos. Como el pescado en la lonja sanluqueña de Bonanza, algo así. El subastero del SAS se pone ante los laboratorios y dice:

 

—A ver, señores: vamos a comprar siete mil cajas de chavitinina griñanizada de 50 miligramos, ¿quién me las ofrece baratitas por 5.000 euros? ¿Nadie? Pues vamos a ir a la baja: 4.900, 4.800, 4.700, 4.600, cuatromil quinie…. ¡A ver que parece que un laboratorio de la India levanta la mano allí al fondo!

—Yo se la doy por 4.500…

Y suena la maza sobre la mesa del subastero del SAS:

—¡Adjudicado!

 

¿Y qué pasa? Pues que la chavitinina griñanizada de 50 miligramos de la subasta está fabricada en la India… y prohibida en Estados Unidos; y la traen en contenedores hasta Barcelona para envasarla aquí y despistar. Y que esa chavitinina griñanizada de la India apenas tiene chavitinina, poquísima, y los propios médicos a los que les gustaría recetar lo mismo, pero de un laboratorio de confianza, saben que es más mala que la quina, pisando la raya de picadores del placebo en algunos casos.

 

Y aunque protestan los enfermos, y los médicos, y las farmacias, y los laboratorios nacionales, esto sigue igual. Como esto nos lo hacen «los nuestros», ¡prontito va a haber aquí una Marea Blanca contra las medicinas ínfimas de subasta que receta el SAS!

 

Hay una absoluta falta de equidad y agravio comparativo entre los pacientes andaluces y los de otras autonomías, a los que les dan recetas de todo y de las buenas, no medicinas marca Hacendado o Bosque Verde. Por eso cuando voy a la botica con mi tarjeta del SAS a por las medicinas, le digo al mancebo:

 

—Esta medicina ¿es de las chachis o es de los indios?

—No, es de los indios.

—Pues entonces me la llevaré el día que venga con John Wayne, que como es de Estados Unidos, es el que sabe poner a los indios a raya con su escopeta desde la diligencia de John Ford… Porque los andaluces…

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