Especialistas Internos Residentes: una pugna histórica por la dignidad profesional

No hay nada que justifique que el residente sea tratado como un facultativo de segunda. Sin embargo, esto es lo que sucede.

En 2023, el sueldo sin guardias de un médico residente en Andalucía es de 24.662 euros al año. A esto hay que sumar un complemento en función del año de formación que alcanza un máximo de 9.370 euros en el 5º año, pero que no existe en el primer año y en el segundo asciende tan solo a 1.972 euros. Es evidente que esta retribución no se adecúa a la cualificación del facultativo residente ni a sus funciones y responsabilidad dentro del sistema sanitario. A estas retribuciones hay que añadir las correspondientes a las guardias, que a menudo deben realizar en número tan elevado que incluso afecta negativamente a su formación.

Los médicos residentes desempeñan una labor esencial no solo en los servicios de urgencias de los centros sanitarios, sino en la mayoría de los servicios médicos, muchos de los cuales no podrían funcionar con normalidad sin ellos. De hecho, el retraso en la incorporación de los MIR en 2020 como consecuencia de la pandemia provocó severas disfunciones en la actividad de los centros sanitarios de toda España. Los residentes, de hecho, desempeñaron un papel crucial en la atención médica a la población durante esa crisis sanitaria sin precedentes, un factor más para hacerlos acreedores de unas retribuciones más dignas.

El maltrato a los residentes abarca desde agravios cotidianos, como carecer de lugares dignos para el descanso nocturno durante la guardia, hasta problemas formativos, como no disponer de una supervisión adecuada por parte de los médicos especialistas, un problema vinculado a la insuficiencia de las plantillas médicas. No podemos aceptar que se recurra de manera sistemática a los residentes para compensar la falta de recursos en la sanidad pública, hasta el punto de que las exigencias de la formación sean sacrificadas en favor de la cobertura de las necesidades asistenciales del centro.

Resulta igualmente intolerable que los residentes no puedan ejercer en muchas ocasiones su derecho al saliente de guardia o no sean retribuidos por la actividad que supera la jornada ordinaria. Los derechos laborales no pueden quedar suspendidos por el hecho de que el facultativo esté en formación. Asimismo, los médicos residentes se ven obligados a trabajar un número de horas muy elevado bajo presión y con frecuencia sin poder disfrutar de suficiente descanso. No es extraño que algunos de ellos lleguen a padecer el denominado síndrome de burnout.

Los especialistas internos residentes no tienen acceso a los trienios, a la carrera profesional ni a la productividad. Su labor es esencial para el sistema sanitario, pero se les niegan complementos retributivos vinculados a objetivos que ellos contribuyen a alcanzar o al tiempo de servicios prestados en el sistema sanitario. Esta discriminación es intolerable.

El Sindicato Médico Andaluz seguirá exigiendo al SAS con todos los recursos a su alcance la mejora de las retribuciones, de la calidad de la formación y de las condiciones laborales de este colectivo fundamental para el funcionamiento del sistema sanitario público.

Comité Ejecutivo del SMA   

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