Las trabajadoras del Servicio Andaluz de Salud alzamos la voz ante unas condiciones que consideramos injustas, peligrosas, gravosas e inaceptables.
La inseguridad empieza antes de dar a luz. Al quedarnos embarazadas el riesgo de perder nuestro trabajo es real. Por ser eventuales, no estar en bolsa: “Si el distrito se entera, no te llaman”.
A ello se suma la falta de criterios homogéneos: para algunas categorías se concede el riesgo por embarazo antes de la semana 20, mientras que a otras se les exige esperar hasta las 28-30 semanas, pese a realizar exactamente el mismo trabajo. Los retrasos en los informes de Riesgos Laborales o del INSS agravan aún más la situación. Hay profesionales con serologías negativas que siguen expuestas, mal protegidas, mal adaptadas, haciendo guardias porque no llega la resolución que les permitiría retirarse de tareas de riesgo y no quieren sufrir pérdidas retributivas.
Cuando llega la lactancia la incertidumbre continúa: si no se concede a tiempo el riesgo de lactancia, las madres deben interrumpirla, aunque la OMS recomiende mantenerla hasta los dos años.
Los hitos conseguidos hasta ahora a base de sentencias no son suficientes. Exigimos protección real, igualdad y una conciliación que deje de depender de la fortuna o del silencio administrativo. Con ello protegemos a nuestros bebés y una sociedad de futuro en la que la infancia tenga un papel protagonista, una sociedad del siglo XXI.