Han pasado ya casi cincuenta años desde que los españoles recuperamos el derecho a huelga, asegurado por el artículo 28.2 de nuestra Constitución. Gracias a esto, se habilitó el último instrumento para que todos los trabajadores pudieran reforzar sus reivindicaciones laborales sin depender solo, como antes, de la “buena voluntad” de las empresas o de la Administración que les contrata. Pero…perdón, esto quizás no sea verdad para todos los trabajadores…En la práctica, parece que el colectivo de médicos y facultativos es la excepción a la norma constitucional. Como trabajadores de la Sanidad Pública, ejercemos nuestra profesión como asalariados, bajo regulación publicada en los Boletines Oficiales, con nóminas pagadas por las administraciones, y por tanto parecería lógico que caso de desacuerdo pudiéramos recurrir a nuestro derecho a huelga. Pero no. La Administración de guarda un as en la manga para reducir y casi anular la fuerza de las acciones de los profesionales ante el cierre de las negociaciones: decretar servicios mínimos abusivos.
Es evidente (y los médicos somos los primeros en quererlo así) que se debe garantizar l derecho a la Salud de la población. El problema surge cuando, como ahora, los servicios mínimos fijados no pretenden realmente asegurar la asistencia sanitaria imprescindible, sino que se utilizan como excusa para debilitar la incidencia de la huelga y dejar prácticamente inerme a los facultativos en sus reivindicaciones.
En el Servicio Andaluz de Salud y centros dependientes de la Consejería de Salud se han decretado servicios mínimos que suponen realmente duplicar en muchos casos el número de profesionales disponibles en cualquiera de los festivos del año. Tanto el Presidente de nuestra comunidad como el Consejero de Salud han criticado la falta de interés negociador del Ministerio, pero por otro lado han impuesto unos mínimos abusivos contribuyendo así a minimizar el seguimiento de la huelga. Buena oportunidad perdida para demostrar que ellos lo hubieran hecho mejor.
Durante la huelga, los usuarios podrán ver algo tan curioso como que todos los médicos normalmente asignados a una planta sean considerados imprescindibles en estos días, pero no un sábado cualquiera. O que se realicen más intervenciones oncológicas que nunca. O que en Urgencias se necesiten el doble de médicos que en los días festivos de un puente. Y hacemos referencia a los días no laborables porque así aparece en el BOJA: garantizar la asistencia con la actividad equivalente a la de un domingo o festivo.
Visto lo que nuestros gestores creen imprescindible durante la huelga, nos surgen algunas dudas razonables: ¿supone esto que la Consejería considera insuficiente la dotación que ella misma fija para los Centros sanitarios andaluces en cualquiera de los festivos pasados y venideros? Y como derivada de esto, ¿podemos entender que se apresurarán inmediatamente a aumentar las plantillas de hospitales y Centros de Salud para que, valga el ejemplo, haya tantos médicos de guardia como durante la huelga? Llámennos descreídos, pero no confiamos en que lo hagan. Creemos, más bien, que los mínimos fijados SIN EL ACUERDO CON NUESTRO SINDICATO solo pretenden minar nuestra capacidad de convocatoria y permitirles luego publicar cifras de seguimiento muy inferiores a las reales.
No, la huelga no está siendo apoyada por el treinta o cuarenta por ciento de los médicos, sino por una inmensa mayoría de los médicos, aunque nos hayan dejado sin la posibilidad de sumarnos a la huelga por estar prestando servicios mínimos con cifras máximas.
Y pese a todo, ahí está nuestro colectivo, unido como nunca, con la determinación de asegurar el presente y futuro de nuestra profesión con horarios racionales, jornadas complementarias voluntarias y retribuciones parejas a nuestras responsabilidades. Es decir, como todos los trabajadores.