Ante el desprecio, el único camino es la movilización masiva

El actual modelo sanitario se basa en la explotación laboral de nuestro colectivo. Los únicos argumentos que ofrece el Ministerio de Sanidad para eludir una reforma que dignifique nuestras condiciones laborales y las equipare a las demás categorías profesionales son claramente económicos. Es decir, a la Administración no le interesa ni le compensa económicamente que los médicos y facultativos tengamos los mismos derechos que disfrutan el resto de los trabajadores de la sanidad, y menos aún los médicos del resto de países de nuestro entorno.

En lugar de acabar con la precariedad de las condiciones laborales en las que se obliga a trabajar al médico, la Administración ha optado, desde hace años, por devaluar nuestras funciones y nuestro liderazgo, atribuyendo a otros colectivos competencias específicas de nuestra profesión. Suponen que, si otros profesionales pueden asumir nuestras funciones, no tendremos otra opción que seguir tragando con lo que nos impongan. Esta actitud mezquina ha llevado a la sanidad pública a una gravísima crisis que pone en riesgo su supervivencia porque nuestros compañeros han dicho basta ya, y tal y como estamos viendo, cada vez más abandonan la sanidad publica por otras opciones laborales.

El Ministerio de Sanidad ha optado por ignorarnos. Ha negociado su nuevo Estatuto Marco en la mesa del Ámbito, en la que nuestra presencia es prácticamente nula. Nadie en su sano juicio pretendería reformar el marco estatutario sin contar con los médicos, pero eso es lo que ha hecho la ministra Mónica García, que pasó en un día de activista cómplice a política pragmática. No existe metamorfosis más rápida que la que opera un sillón ministerial.

El Ministerio nunca nos ha tomado en serio, negándose a recibirnos hasta que tuvimos que denunciarlos por su negativa a recibir al comité de huelga, y ya desde esas primeras reuniones adoptaron una actitud dilatoria y de mero trámite. Apostaban, sin duda, por el fracaso de nuestra movilización, y esta actitud solo cambió ante el éxito masivo de las huelgas y manifestaciones en todo el territorio nacional. Sin embargo, las propuestas de supuestas mejoras que nos hicieron llegar desde el Ministerio siempre fueron vagas e insuficientes. Nuestro colectivo no puede seguir confiando en promesas etéreas, necesitamos avances materiales ahora, no hipotéticas mejoras a futuro que sabemos nunca van a cumplir.

El Ministerio conoce nuestra voluntad de seguir negociando, de hecho, la seguimos reiterando hoy desde aquí. Sin embargo, en lugar de mantener abierta la posibilidad de diálogo, ha optado por la venganza. Ante el mantenimiento de la huelga, su último borrador de Estatuto Marco recupera las primeras versiones y elimina todas las pequeñas mejoras introducidas en la negociación con el comité de huelga. Ya nos advirtieron que o tragamos con lo que se nos ofrece o lo perdemos todo. Esto es lo que nos espera con esta ministra y esta es la forma que tienen de negociar con el colectivo médico.

Pero Mónica no está sola en su aversión a los médicos. Los sindicatos mayoritarios en la mesa del Ámbito acaban de convocar una huelga indefinida. Sorprendentemente, no demandan mejoras concretas, sino una negociación “sin excepciones y sin discriminaciones entre colectivos profesionales”. Estos sindicatos lamentan, en clara referencia a nuestro comité de huelga, que se haya producido “una negociación paralela con otras organizaciones fuera del Ámbito de Negociación”. Es decir, exigen que se negocie exclusivamente en una mesa donde los médicos no estamos representados y rechazan las escasas mejoras que la administración planteó para nuestro colectivo. Ante estos hechos, han dejado más que claro que NO NOS REPRESENTAN. ¿alguien puede seguir dudando de la necesidad de una mesa propia de negociación médicos y facultativos donde tengamos la posibilidad de plantear ante la administración nuestras demandas?

Esta es la respuesta a las necesidades de nuestro colectivo: desprecio y revanchismo. De los médicos nadie se acuerda hasta que nos necesita, pero esto se ha acabado, cada vez más y sobre todo las nuevas generaciones lo tienen muy claro. Ha pasado el momento de la retórica demagógica y las palabras vacías. Ni nuestro colectivo ni la población pueden soportar más desprecio ni más mentiras. Nos jugamos el futuro de la profesión médica y de la sanidad pública, y nuestro colectivo tiene claro que no va a parar. Si la ministra Mónica García, no es consciente de lo que están haciendo con los médicos y facultativos y no cambia de actitud, será la única responsable del caos en el que está sumiendo a nuestra sanidad pública.

Confederación Española de Sindicatos Médicos CESM
Sindicato Médico Andaluz SMA