Desde que nos negamos a firmar el Pacto para la mejora de la Atención Primaria, la consejera de Salud, Catalina García, nos ha invitado reiteradamente a “reflexionar” y reconsiderar nuestra decisión. La consejera ofrece así una imagen aparentemente conciliadora, pero en la práctica nos menosprecia y rehúye el diálogo con nuestro colectivo.
Durante la huelga convocada por nuestro sindicato, el SAS solo se reunió con nuestro comité de huelga en una ocasión. Hoy, 31 de mayo,nos había convocado a una segunda reunión, pero la ha cancelado por motivos de agenda. Una excusa clásica. La consejera no quiere reunirse con nosotros porque los médicos de Atención Primaria (AP) no son su prioridad.
El Pacto que nos negamos a firmar no aporta mejoras reales ala situación de la Medicina de AP, salvo las que el SAS firmó con nuestra organización hace meses, es decir, la limitación de las agendas y la implantación de la continuidad asistencial. Volver a incluir estas medidas en este nuevo Pacto no es más que una maniobra para ocultar que el SAS no tiene voluntad de abordar otras mejoras inaplazables, como la subida del FRP de los médicos de AP.
El SAS tiene que poner fin de manera inmediata a la discriminación salarial de los médicos de AP, pero no quiere hacerlo. Ha firmado un Pacto que aumenta las plantillas de numerosas categorías profesionales, pero que no contempla ni una sola medida para aumentar la de los médicos.
La promesa de reducir los cupos de Médicos de Familia y Pediatras no es más que un brindis al sol. ¿Cómo piensa hacerlo si cada año quedan menos médicos en AP? Otras propuestas contenidas en el Pacto, tales como las relativas a los Dispositivos de Apoyo, los Puestos de Difícil Cobertura o las Urgencias Extrahospitalarias son tan vagas que carecen de la menor credibilidad. Por no hablar de una supuesta mejora de la Carrera Profesional planteada como un chantaje a la Mesa Sectorial.
El SAS nos anima a recapacitar, pero nos niega el diálogo. Al ignorar las mejoras inaplazables que necesita la Medicina de AP condena a este sector clave de la sanidad pública, y con él al conjunto del sistema sanitario, al colapso. Esta actitud cínica e irresponsable tendrá consecuencias de extraordinaria gravedad para la calidad de la asistencia médica de la población andaluza. El actual equipo de la consejería de Salud, así como las organizaciones que han respaldado su insensata estrategia, serán los únicos responsables.