El pasado jueves 18 de mayo tuvo lugar una nueva agresión a una médica de familia de atención primaria en la provincia de Sevilla, esta vez en Palomares del Río. Eran poco más de las 9 de la mañana cuando acudió al consultorio de la localidad un paciente que también estuvo la semana anterior. Tras observar la facultativa que no había retirado de la farmacia el tratamiento prescrito e informarle de que no podía mantenerle de baja si no seguía las pautas por ella aconsejadas, además del reposo que la baja supone también como tratamiento, el paciente se levantó bruscamente de la silla y, con gran violencia golpeó con el puño la mesa de la consulta. Acto seguido levantó una silla que lanzó a la facultativa y que esta, por suerte, pudo esquivar.
A continuación, golpeó más mobiliario de la consulta y se abalanzó sobre la doctora que, afortunadamente, pudo salir corriendo y solicitar socorro por todo el centro de salud mientras la perseguía el agresor. Alertados por el altercado, acudieron en auxilio de la médica agredida tanto su compañero médico de la consulta más cercana como el personal administrativo del centro, que inmediatamente solicitaron la asistencia de los Cuerpos y Fuerzas de Seguridad. La Policía Local finalmente retuvo y se llevó al agresor.
El delegado del Sindicato Médico de Sevilla, tras tener conocimiento de la agresión, se puso en contacto con la médica para prestarle ayuda inmediata en el seguimiento del procedimiento contra agresiones del SAS y poner a su disposición todo el apoyo de la organización sindical.
Desde el Servicio Andaluz de Salud se han puesto en marcha los mecanismos que establece el mencionado procedimiento u a vez producida una agresión y en concreto la dirección de la unidad de Gestión Clínica de Mairena del Aljarafe a la que pertenece el consultorio de Palomares se puso en contacto de inmediato.
Los hechos han sido denunciados por la medica de familia agredida, la cual se ha tenido que dar de baja laboral para poder recuperarse del estado de ansiedad provocado por la agresión y que evidentemente le impide atender a los pacientes como debiera.
Una vez más nos vemos obligados a requerir de la Administración la puesta en marcha de medidas de protección y disuasión efectivas que acaben eliminando una lacra, la de las agresiones, que por desgracia no cesa. Un profesional sanitario dentro de su consulta es un ser indefenso y el agresor lo sabe.