Del Cid Campeador a Catalina García, la realidad menos veraz

Cuenta la leyenda que D. Rodrigo Díaz de Vivar, el Cid Campeador, ganó una batalla después de muerto, allá por el año 1099 de nuestra era, durante la defensa de la ciudad de Valencia. Dicen que los almorávides le tenían tanto miedo a él y a sus mesnadas que al verle a lomos de su caballo Babieca, cuando ya lo creían herido de muerte, salieron huyendo despavoridos ahogándose muchos de ellos en la costa. Pero este épico final que hubiera firmado cualquier héroe, de cualquier época, nunca tuvo lugar. Fue fruto de la elucubración de un monje allá por el s. XIII. Y desde entonces, ha trascendido a lo largo de los años hasta llegar a nosotros consolidándose como una hazaña indiscutible del que «en buena hora nasció». Y es que, del engaño y el camuflaje se han servido muchos a lo largo de la historia para lograr sus objetivos, con mayor o menor fortuna.

De hecho, uno de los casos más relevantes de la historia reciente fue el uso del camuflaje que realizó el ejército inglés durante la Gran Guerra (primera Guerra Mundial) y que logró engañar y confundir, gracias al talento y buen hacer de numerosos artistas, al ejército alemán. Una alianza ésta, entre el arte y lo militar, que difícilmente volveremos a ver.

Desde hace muchos años, sabemos que la sanidad pública en Andalucía no va por buen camino. Y lo notamos porque las condiciones laborales han ido empeorando progresivamente, las cargas de trabajo han ido aumentando, los salarios disminuyendo y los médicos especialistas en Medicina Familiar cada vez son más difíciles de encontrar y, sobre todo, de convencer para que se queden.

Ustedes culpan al gobierno central (que tampoco ha hecho nada por evitar esta situación) de la falta de Médicos de Familia porque no sacan más plazas de MIR en cada convocatoria anual y yerran en la causa. España, y Andalucía en particular, no tiene un problema de «producción» de Médicos de Familia, lo que tiene es un problema de retención de estos profesionales. Nada es atractivo aquí. Y esto, es especialmente acusado en esta especialidad porque es la más precaria de todas, la que peor remunerada está, la que más carga de trabajo soporta y la peor considerada socialmente. De esto último ya se han encargado buena parte de los políticos que hemos tenido. Por ello, muchos médicos, tras aprobar el examen MIR, no quieren elegir la especialidad de Medicina Familiar y Comunitaria (de hecho, en los últimos años han quedado plazas sin elegir) y entre los que la eligen, unos la abandonan y otros al acabar se plantean si repetir de nuevo el examen MIR para optar a otra especialidad o migrar a otro país donde puedan encontrar un trabajo digno, bien remunerado, con mayor proyección profesional y bien reconocido socialmente. Algo, que desgraciadamente es impensable en nuestra Andalucía. Estos últimos, señora consejera, son «profesionales exiliados» porque perciben que no pueden ejercer dignamente su profesión en Andalucía y se ven abocados a abandonarla.

De esta precariedad son responsables tanto ustedes como los gobiernos anteriores. Tanto unos como otros pensaron que en lugar de mejorar las condiciones laborales de los Médicos de Familia de Andalucía la solución estaba en contratar médicos de otras latitudes manteniendo la precariedad laboral en la Atención Primaria para no crear una «clase privilegiada». Para saber cuán atractiva han hecho ustedes la sanidad en Andalucía desde que llegaron al gobierno, señora consejera, ¿podría decirnos cuántos Médicos de Familia ha conseguido usted atraer de EE.UU., Canadá, Francia o Alemania? No se moleste en contestarnos, la pregunta es retórica. La respuesta ya la sabemos todos: ninguno.

Y a propósito de esto, muchas Sociedades Científicas ya han levantado la voz alertando de las crecientes contrataciones de médicos sin especialidad en el ámbito de nuestra Atención Primaria y la desincentivación de los médicos españoles por hacer el MIR al disponer de un acceso directo para cubrir las numerosas ausencias de profesionales en Atención Primaria.

A todo esto, podrían argüir que se han encontrado de golpe con esta situación, pero lo cierto es que la OMS ya alertó a finales de los años ochenta que a principios del s. XXI no habría médicos para cubrir las necesidades de los países occidentales. Y, como siempre, tanto ustedes como los que les precedieron, decidieron procrastinar, o como solemos decir, tirar para adelante y el que llegue que se las avíe.

Viendo que la capacidad de captación de talento médico por parte de su Consejería es muy limitada, cuando no inexistente, y haciendo uso del archidesarrollado camuflaje político, han desarrollado varias medidas encaminadas a la «mejora» de la Atención Primaria, entre las que se encuentra la consulta de acogida (atendida por enfermeros) y la derivación de pacientes desde la medicina pública a la privada. ¡Casi nada!

Ante estas medidas, hay varios detalles que se le han olvidado explicar a los ciudadanos: ¿Qué va a ocurrir en los próximos años con la sanidad pública y, en concreto, con la Atención Primaria? ¿Cómo van a explicar que están intentando suplir la carencia «consentida» de Médicos de Familia por enfermeros? ¿Cómo piensan cubrir la inminente jubilación de un gran número de Médicos de Familia?

Sabe usted, señora consejera, ¿para qué acude un enfermo a su Centro de Salud? ¿Para que lo vea el enfermero o el administrativo? ¿O para que lo vea un Médico de Familia o un Pediatra? Piense, recapacite y díganos: si usted acudiese enferma a un Centro de Salud, ¿quién querría que la valorase: un médico o un enfermero? Pues eso… que no son lo mismo los dátiles que los tomátiles.

Por ello, cuando, recientemente, usted hizo pública la capacidad de resolución de las consultas de acogida, al frente de las cuales ha situado a enfermeros para resolver los problemas de salud que presentan los pacientes, nos quedamos desconcertados. Y es que ese 55,11% de consultas resueltas que anunció chocaba frontalmente con la experiencia y la impresión que todos los médicos que trabajamos en Atención Primaria tenemos sobre ellas. Tanto es así, que nuestro estudio sobre la capacidad de resolución de estas consultas arrojó una media de un 2,66% de capacidad de resolución, con un valor máximo de 4,31% y un mínimo del 0,00%. Datos, todos ellos muy alejados de lo que su Consejería anunció.

Ahora sabemos, que el 96,04% de los pacientes que acuden a las consultas de acogida son derivados al médico, bien a consultas del Médico de Familia o bien al Médico de Urgencias y es que, los enfermeros que ocupan estos puestos, muy sensatamente, no se exceden ni en sus competencias ni en su conocimiento, por lo que las valoraciones diagnósticas y tratamientos las derivan al médico, a pesar de que reciben «presiones» para que la mayoría de las consultas vistas consten como «Demanda resuelta en la consulta actual/consulta de acogida». De este modo, usted suma y suma puntos hasta llegar a ese irreal 55,11% y así la inversión realizada en su proyecto principal, la consulta de acogida, puede seguir justificándose.

Quizás esta sea la razón, Sra. Consejera, por la que los datos que usted proclama, a pesar de ser los que arrojan los sistemas informáticos, distan tanto de la realidad. Y es que están tocados de origen. Pero, afortunadamente, este problema tiene fácil solución, dejen ustedes de presionar a los enfermeros de las consultas de acogida para que puedan señalar correctamente el flujo de pacientes y dispondrán de datos reales. Porque, al contrario de lo que promulgaba Joseph Goebbels, ministro para la Ilustración Pública y Propaganda del Tercer Reich entre 1933-1945, si una mentira se repite lo suficiente no acaba por convertirse en una verdad. Y, nosotros, como ciudadanos, exigimos que los datos aportados desde las instituciones respondan a la realidad. Por todo ello, señora consejera, le decimos que la consulta de acogida, hoy por hoy, no es eficiente y habría que plantearse invertir ese presupuesto en otras acciones.

Por otro lado, cada vez que le hemos propuesto el aumento de la remuneración de los médicos, tanto a nivel de Atención Primaria como de Hospital, usted ha rechazado cualquier tipo de deliberación al respecto. Cada vez que le hemos propuesto la equiparación salarial entre los Médicos de Atención Primaria y Hospital, usted no ha querido ni escucharnos… Parece que los políticos sólo escuchan la voz del pueblo. Sin embargo, hace unos días ustedes publicaron en BOJA el inicio de la privatización de la Atención Primaria: derivar un paciente a la privada costará 65€ al erario. Es decir, no hay dinero para mejorar las condiciones laborales y fidelizar a los médicos del Servicio Andaluz de Salud pero sí para pagar desviar pacientes a la medicina privada. ¡Cuidado con esto!, señora consejera, porque vienen elecciones y ustedes ni siquiera han salido a explicarles a los ciudadanos qué es lo que pretenden.

Nosotros, desde aquí, seguiremos informando y denunciando todas y cada una de las injusticias que se cometan, así como cada uno de esos datos erróneos o camuflados que se anuncien desde su Consejería, para que al contrario de lo que ocurrió con la leyenda del Cid Campeador, el pueblo no se vea engañado. Al contrario, lo sabrá pronto y obrará en consecuencia.

Sea, pues.

Comité Ejecutivo del Sindicato Médico de Sevilla

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