El botón de Diego Vargas

Hace poco, en un acto al que asistíamos representantes del Sindicato Médico, Diego Vargas, gerente del SAS, con un tono arrogante y faltón, propio de aquellas otras mayorías absolutas de infausto recuerdo, afirmó que disponía de “un botón” que le permitía verificar si nuestras denuncias de agendas sobrecargadas respondían a la verdad. De manera apenas disimulada, Diego Vargas nos acusaba de mentir.

Es desalentador que el SAS ponga más interés en negar el deterioro de la medicina en Atención Primaria que en detenerlo. Las agendas sobrecargadas, pese a la cínica negación del Sr. Vargas, son una realidad cotidiana en los centros de nuestra provincia. De hecho, el problema se ha agravado en las últimas semanas, alcanzando cotas insoportables en centros como el de Coria del Río. Como prueban las imágenes que aportamos, los médicos están asumiendo agendas de 100 citas con dos minutos por paciente. Una agenda así constituye un fraude a la población y una forma de explotación laboral del médico.

Los médicos volvemos a ser víctimas de una Administración empeñada en ocultar la realidad tras datos maquillados y circuitos perversos. Obsesionado por alcanzar una supuesta “demora cero”, el SAS ha construido un sistema absurdo en el que un paciente puede tener una demora de 15 días si pide una cita programada, pero es atendido de manera inmediata si acude al centro. Esta ficción de “demora cero” se consigue reservando en las agendas huecos para imprevistos y abriendo agendas adicionales de “consultas no demorables”, que son atendidas por los mismos médicos que ya tienen una agenda programada. Así, el paciente que acude al centro dispone de una consulta con su médico de solo dos minutos, y en muchas ocasiones habrá de volver en dos semanas a su consulta programada, para la que, de nuevo, solo dispondrá de dos minutos porque el centro necesita su tiempo para atender a los pacientes que acuden sin cita.

La única medida que estaba paliando este colapso, si bien a duras penas, era la continuidad asistencial. Sin embargo, el SAS ha restringido su implantación con excusas que ocultan la voluntad de ahorrar a costa de los médicos. Todo el dinero destinado a Atención Primaria se ha ido a las consultas de acogida, en las que la enfermería atiende en primera instancia a los pacientes que acuden a urgencias. En estas consultas cada enfermero/a dispone de 15 minutos por paciente. El médico con frecuencia solo cuenta con dos, y nunca con más de seis o siete. Para las consultas de enfermería hay inversiones millonarias. Para las consultas médicas, ni un euro. Es difícil no interpretar estos hechos como una liquidación deliberada de la medicina de Atención Primaria.

A Diego Vargas, cuando pulsa su botón, los datos le dicen que en Atención Primaria hay demora cero y que las consultas de enfermería solucionan el 50% de los casos que atienden. Las estadísticas, por supuesto, hablan el lenguaje de sus creadores. Por eso nunca le mostrarán a Diego Vagas la realidad insoportable de médicos explotados y pacientes engañados, de maquillaje y mentira, de mala gestión y falta de recursos. Todo se sostiene sobre la ética y el amor a su profesión de unos médicos devastados por el abandono del que son víctimas. La medicina de Atención Primaria sufre un colapso programado. El botón de Diego Vargas es el botón de autodestrucción de una nave sin gobierno.

Comité Ejecutivo del SMS

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