Compartimos con vosotros esta interesante reflexión que se hace nuestro compañero y delegado en el Distrito Norte de Sevilla Manuel Viñuales sobre la necesidad de que la Atención Primaria y la sanidad en general continúe con las movilizaciones comenzadas el pasado otoño:
Hace ya tres años que hacía una reflexión sobre mis quehaceres cotidianos como médico de Atención Primaria. A la despersonalización de la Sanidad hemos contribuido TODOS. Hoy, “amablemente”, la memoria colectiva en que se ha convertido Facebook se encarga de recordármelo pasando a primer plano aquél breve examen de conciencia en el que se leía:
“La Sanidad no es sólo un programa electoral, una promesa, una ley, un derecho constitucional y un servicio indispensable de acceso universal. La Sanidad somos fundamentalmente personas y como tales hemos de ser tratados, porque para tratar a personas, para entender a personas, para sanar a personas tienes que ser tratado como persona. Cuando la sociedad te instrumentaliza, te acabas convirtiendo en una de las palancas de una compleja maquinaria, un botón que cualquier usuario de la misma puede pulsar a su antojo porque la máquina le pertenece, nos pertenece a TODOS y así se lo hemos hecho saber a varias generaciones. Durante toda una vida como profesional de la sanidad, como médico he podido comprobar cómo se ha ido deteriorando progresivamente la percepción que tienes, mientras trabajas, de que tu entorno no valora tu esfuerzo para que la inteligencia se transforme en empatía para comprender la realidad de los demás, lo que viven, lo que sienten, lo que sufren. La Sanidad española no se merece que los profesionales pierdan la ilusión por disfrutar de su trabajo. TODOS, políticos, gestores, auditores, sanitarios, usuarios,… debemos entonar el “mea culpa” porque si no, antes o después, entre todos la mataron y ella sola se murió”
Un día como hoy, hace un año, también me paré. Hice alto en el camino porque, emulando a Unamuno, “me duele la Sanidad”. Así que lo expresé en voz alta y la web del Sindicato Médico de Sevilla se hizo eco publicando mi “mea culpa”. Hoy me encuentro inmerso en un otoño caliente y un invierno tenso. Las reivindicaciones de todo un colectivo de profesionales, los facultativos de Atención Primaria, se han extendido a todos los rincones de nuestra geografía. No pedimos mucho. Solo pedimos poder tratar a nuestros pacientes como personas, no como números. Solo pedimos que se nos trate con dignidad como merece todo integrante de nuestra sociedad. Solo pedimos que la equidad, principio fundamental por el que se rige nuestra sanidad, también rija a la hora de distribuir las retribuciones por nuestro trabajo; “a igual trabajo igual retribución”. Solo pedimos que aquella declaración de intenciones que supuso LA LEY GENERAL DE SANIDAD no se quede en intenciones y se cumpla con hechos y adecuación a los tiempos en que vivimos. De no ser así, seguiremos anclados en 1986 viendo con impotencia cómo no somos capaces de pasar de los dos primeros párrafos, aquellos que rezan:
- “De todos los empeños que se han esforzado en cumplir los poderes públicos desde la emergencia misma de la Administración contemporánea, tal vez no haya ninguno tan reiteradamente ensayado ni con tanta contumacia frustrado como la reforma de la Sanidad.”
- “Es, en efecto, un dato histórico fácilmente verificable que las respuestas públicas al reto que en cada momento ha supuesto la atención a los problemas de salud de la colectividad han ido siempre a la zaga de la evolución de las necesidades sin conseguir nunca alcanzarlas, de manera que se ha convertido en una constante entre nosotros la inadaptación de las estructuras sanitarias a las necesidades de cada época” (Preámbulo de la Ley 14/1986, de 25 de abril, General de Sanidad).
Mantener en marcha las movilizaciones emprendidas este otoño por los facultativos de Atención Primaria de Salud es una obligación. Tenemos que mantener encendida la llama porque negociar con las administraciones es un imperativo; frenar, dialogar y arreglar la Atención Primaria es lo primero. Por eso, en Andalucía nos concentraremos a las puertas de nuestros centros el miércoles 19 de diciembre y 16 de enero y gritamos:
✔️ Nuestra PROFESIÓN se lo merece.
✔️ Nuestros PACIENTES se lo merecen.
✔️ Nuestra SOCIEDAD se lo merece.