El cansancio y el hartazgo de la Atención Primaria andaluza son insostenibles y generalizados. Cada vez son más los profesionales e instituciones que se suman a las protestas y exigen, como no puede ser de otra manera, que la Administración andaluza escuche a un colectivo vilipendiado por su actitud prepotente y cínica, cuyo desarrollo de la profesión viene sufriendo un pertinaz deterioro que está provocando que los facultativos salgan a la calle en manifestaciones frente a sus centros de salud y, finalmente, la convocatoria de una huelga el 27 de noviembre.
Uno de los últimos casos de adhesión a la causa viene desde la Asociación de Pediatría de Atención Primaria de Andalucía (AndAPap), quienes indican que el Servicio Andaluz de Salud (SAS) se escuda en una supuesta escasez de pediatras en la bolsa de contratación, “pero nunca se ha preguntado (o no le ha interesado la respuesta) por qué los pediatras no se apuntan en esa bolsa”.
Los motivos, según apunta AndAPap, son varios, pero pueden resumirse en un desequilibrio entre la carga de trabajo y la remuneración. Esto sucede en un momento en que el deterioro de la AP ha provocado el auge de la asistencia privada, que demanda pediatras a los que remunera con sueldos que pueden duplicar y triplicar los que oferta el SAS.
“Mientras, en torno a un tercio de los niños y niñas andaluces no tienen pediatra, aunque su asistencia esté cubierta con gran esfuerzo y voluntad por profesionales que han recibido, en el mejor de los casos, la décima parte de formación en el área de pediatría”, señala la asociación en un comunicado.
Estos son los motivos concretos de AndAPap por los que los pediatras no quieren trabajar en el SAS:
– Los pediatras soportan una demanda excesiva sin compensación económica alguna. El SAS es el sistema sanitario público que peor remunera a sus profesionales. Además, el Parlamento andaluz rechazó equiparar el sueldo de los médicos andaluces con el de otras comunidades autónomas, en contra de lo que hizo en el caso de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado. A su vez, España es el país que peor paga a sus profesionales sanitarios de los países de nuestro entorno. El SAS también dificulta el acceso a las retribuciones que su propia normativa establece:
- Se niega a pagar los cupos acumulados si no es por orden judicial.
- Se niega a implantar aumentos de jornada a los que muchos pediatras accederían de forma voluntaria para una mayor accesibilidad de la población al sistema sanitario, a pesar de que se dan las condiciones que la propia normativa del SAS exige para su implantación.
- Se niega a eliminar el concepto de exclusividad como han hecho la mayoría de las CC AA, lo que hace que muy pocos pediatras trabajen de forma simultánea en el sistema sanitario público y privado. Ante esta disyuntiva, un número importante se decanta por trabajar en los centros privados, con la consiguiente merma de pediatras en el sistema público.
- Se niega a facilitar la carrera profesional. Andalucía es la Comunidad que mayores dificultades plantea para acceder a la misma, siendo casi imposible en las zonas rurales conseguir los requisitos que exigidos para acceder a los niveles altos de carrera, lo que podría explicar la ausencia generalizada de pediatras en esas zonas.
– Los pediatras también son obligados a realizar el trabajo de otros profesionales, como enfermeros y matronas, cuya dotación, ya escasa y sobrecargada en AP, se destina sólo a la población adulta, a pesar de que ambos perfiles profesionales están presentes en la bolsa de trabajo del SAS y podrían ser contratados en número suficiente.
– Los pediatras se enfrentan a la generación de expectativas irracionales en la población. Más de un paciente se cita a la misma hora, lo que provoca altos niveles de frustración en la ciudadanía, que muchas veces es el germen de la violencia contra el personal sanitario. En definitiva, cuando los profesionales sanitarios en general y los pediatras en particular se decantan por marcharse de su Comunidad, lo hacen porque buscan un sueldo digno y equiparable al esfuerzo que realizan día a día por atender de la mejor forma posible a sus pacientes.
Como venimos observando, la Atención Primaria en Andalucía ha llegado a un punto sin retorno y está dando un golpe sobre la mesa cuyos ecos, sin duda, ya están llegado a los oídos sordos de la Administración. Porque una Atención Primaria herida, pero unida y movilizada, puede mover montañas. ¿Serán capaces nuestros dirigentes políticos de aguantar el golpe?
Fuente: AndAPap