La dura realidad de una Médico de Familia en Andalucía… y la de otros tantos

Redacción Médica ha publicado la historia de la Dra. Noelia Molina, una Médico de Familia que lleva luchando más de una década contra los molinos del SAS y que no es sino la historia de muchos facultativos de nuestra tierra que solo encuentran impedimentos en el desarrollo de su carrera profesional dentro de un sistema injusto e ineficaz:

Noelia Molina lleva más de 10 años luchando por conseguir una plaza fija en el Servicio Andaluz de Salud (SAS) como médico de Familia. Sin embargo, a pesar de los años de estudio, buenas calificaciones y experiencia acumulada, esta médico de Atención Primaria sigue sin ver su sueño cumplido: “Tengo 43 años, he aprobado las tres ofertas de empleo público (OPE) a las que me he presentado y sigo sin plaza, acumulando contratos temporales”.

Estos trabajos temporales le han obligado, prácticamente, a vivir en la carretera. “A veces trabajo en un pueblo a 110 kilómetros, otras a uno que está a 200. Paso mucho tiempo conduciendo. El panorama está feo para los médicos, pero la vocación me empuja adelante”, apunta.

La primera OPE a la que se presentó Molina tuvo lugar en 2007. Aprobó toda la parte teórica y se quedó a dos décimas de conseguir plaza por la parte de valoración de competencias. Hasta marzo de 2015 no se presentó a la siguiente, aunque en esa ocasión apenas se convocaron 80 plazas. Aprobar ambas OPE tampoco le sirvió de mucho, ya que, aunque por ello consiguió puntos en la Bolsa de Trabajo, eso no garantiza un puesto fijo.

En junio de este año se ha vuelto a presentar a una OPE y aunque no conoce los resultados todavía, asegura haber “aprobado”: “He repasado las respuestas y he acertado buena parte de ellas. No me cabe duda de que he aprobado, aunque no sé si tendré plaza”. En esta ocasión se ofertaban 1.200 cargos.

11 años y 3 OPE después

Después de estos 11 años de sacrificios, Molina afirma estar “decepcionada con el sistema”. Ha llegado a un punto en que, en caso de no conseguir plaza, no sabe “si merece la pena volver a presentarse”:

“Tengo dos hijos y estudiar para estas oposiciones es muy sacrificado. Los políticos no tienen en cuenta que aparte de suponer un gasto físico y temporal, conllevan un coste económico”, sentencia Molina.

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