¡YA QUE TIENE LA MEDALLA…QUE SE VAYA!

Hay personas que en cuanto consiguen ostentar un cargo de gran responsabilidad y por tanto, adquieren un poder importante, demuestran enseguida cuál es su talante. Los hay que tienen mucha prisa en ejercer su autoridad o en complacer a quienes los nombraron y desde el primer momento de su “reinado” muestran sin tapujos sus intenciones y su forma de hacer.

Entre los casos más recientes nos encontramos con la figura de Manuel Romero, recientemente nombrado Director Gerente de los Hospitales Virgen del Rocío y Virgen Macarena.

No vamos a hacer ninguna referencia a la existencia o no de motivos curriculares que justificaran su nombramiento pero si queremos repasar brevemente su trayectoria desde que llegó a la citada Dirección Gerencia o, al menos mostrar algunas de sus actuaciones o más destacadas:

–          Nada más llegar a su cargo fue instado a cumplir una sentencia judicial pero su actitud lejos de ser dialogante con los afectados y respetuosa con la justicia, fue tozuda y pasiva al respecto, negándose a tomar ninguna decisión al respecto y manteniendo todo como estaba a pesar del auto de ejecución de sentencia.

–          Posteriormente ha demostrado una absoluta falta de respeto hacia la voluntad de los profesionales. Ha ignorado completamente los cientos de firmas que le fueron entregadas contra las unidades intercentros y la fusión hospitalaria. Su posicionamiento sigue siendo caminar hacia la fusión en contra de la voluntad de la mayoría de los citados profesionales

–          Tampoco ha tenido ningún talante negociador en la reciente huelga del personal de Hemodinámica. No concedió ninguna entrevista para intentar negociar ni se ha reunido con el comité de huelga o con nuestro sindicato (que era el convocante) en ningún momento. Lejos de esto, ha intentado negociar personalmente con algunos de los afectados para “reventar” la huelga de una forma cuando menos poco ética.

–          Sus apariciones son escasas, no existe diálogo con los profesionales y se muestra como un todopoderoso e inaccesible señor feudal.

–          En definitiva su escasa trayectoria en el cargo no puede ser más demostrativa de su escasa voluntad de diálogo y de su intención de llevar a cabo a rajatabla todas y cada una de las consignas que reciba de quiénes le facilitaron el nombramiento

Pues bien, con todo este bagaje, nuestro querido Ayuntamiento de Sevilla decidió otorgarle la medalla de oro de la ciudad. No queremos entrar a valorar tampoco cuales han sido los motivos para tal decisión ni quiénes han sido los que votaron a favor. No queremos ni siquiera posicionarnos a este respecto. Solo pedimos una cosa, una única y simple cosa:

¡Ya que tiene la medalla, … que se vaya!

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