Y continúa el castigo del SAS a los agredidos

Si hace unos días denunciábamos las dificultades para que el SAS reconociese que una agredida tuviese la baja laboral por accidente de trabajo derivada de la agresión sufrida lo que parece que, afortunadamente, ha sido posible, toca ahora hacerlo con las dificultades para que la agresión que otro compañero sufrió hace 10 días no se perpetúe como segundo castigo.

En este último caso, como le partieron la cara no existió duda para el servicio de salud laboral, al haber lesión física, dijera que se podía tramitar la baja por accidente de trabajo. Pero el SAS, haciendo de las suyas, no ha sustituido al ausente. Su consulta lleva 10 días cerrada y sus pacientes repartidos entre el resto de compañeros. Así que el castigo por haber sido agredido se reparte. Primero para el agredido, que tendrá que “recuperar” las demoras que la situación de no sustitución provocará en su consulta. Segundo, para los demás profesionales del centro que tienen que asumir la sobrecarga derivada de los pacientes de su compañero ausente que, día tras día, les son asignados obligatoriamente por su director y que se sumarán a sus ya sobrecargadas agendas. Y tercero, los pacientes, que han de soportar todos los días el cachondeo que se tiene con ellos; que si hoy vaya usted a esta consulta, que si mañana vaya usted a tal otra; ¿pero oiga que los análisis me los hizo fulanito, como me va a ver otro?; nada, nada como su médico no está eso es lo que hay; hoy a la izquierda, mañana a la derecha, hoy en la consulta 1, mañana en la 3; etc., etc. ¿Cómo no va a aumentar la posibilidad de agresión con situaciones tan injustas y que causan tanta impotencia en los usuarios? Pero “la pela es la pela”.

Cuando se le pregunta a cualquier profesional, sobre todo si ha sido agredido, sobre las medidas que tomaría para evitar las agresiones, lo primero que contestan es aumentar el personal y sustituir las ausencias, seguido de la disponibilidad de más tiempo para cada paciente y disminuir el número total de pacientes diarios pues hay agendas que no bajan de 50-60 enfermos/día.

La tolerancia cero no consiste en el ¡¡¡Ta Ta Ta Chin!!!, que bueno somos que hemos puesto inmediatamente en marcha el protocolo contra las agresiones porque, después, estos “pequeños detalles” imprescindibles dejan a la Organización Sanitaria Andaluza” con el culo al aire. Decían los antiguos, hoy poco valorados, que el movimiento se demuestra andando.

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