El próximo jueves día 5 de marzo, a las 12 de la mañana, todos los trabajadores del Dispositivo de Cuidados Críticos y Urgencias (DCCU) de Sevilla capital están citados a una concentración a las puertas de la sede central del SAS, en Avenida de la Constitución, frente a la catedral, como primer acto de protesta, y reivindicación, ante la situación del colectivo.
Ni los escritos ni las reuniones, ni las denuncias de la situación del servicio han hecho que la dirección del Distrito haya tenido la más mínima consideración a la hora de ahorrar, que parece ser su único criterio directivo, tanto en medios de trabajo como en personal para las urgencias de los ciudadanos de Sevilla.
Así, en un servicio público tan especial y delicado como son las urgencias médicas, donde ya se registran demoras en la atención de 9 horas, se pretende reducir, aún más, sus efectivos. En 2012 había 6 ambulancias en la calle todos los días y, a veces, ya se producían retrasos en la atención pues estamos hablando de 700.000 habitantes, y estaban dotadas de 36 equipos que, de forma rotatoria, trabajaban en ellas. A día de hoy hay 5 ambulancias en la calle y con menos equipos de trabajo. Y ya sabemos cual es la situación del servicio. Pues la dirección pretende dejar las 5 ambulancias pero atendidas por 25 equipos.
Y esto se quiere hacer como hasta ahora, modificando sustancialmente las condiciones de trabajo con la aplicación de las 37,5 horas por una Dirección de Distrito que no tiene competencias para hacerlo y que, a pesar de ello, sigue haciéndolo. Saben que no pasa nada. Que se vayan al juzgado dirán. Y se quedan tan panchos.
Pero además las ambulancias, que debían ser nuevas según el convenio recientemente firmado, están mal dotadas y tan viejas que ya se han producido varios casos de intoxicación por monóxido de carbono debido a los humos que han entrado en el habitáculo.
Y no es que los profesionales pidan «el oro y el moro». Piden la sexta ambulancia, mas necesaria hoy que en 2012, y la dotación de 32 equipos para las mismas es decir, con 4 equipos menos que en 2012. Y, como es natural, unas condiciones de trabajo dignas y acordes a la normativa en vigor.
La situación es tal que los profesionales se han visto obligados, como último recurso, a convocar una huelga a partir del próximo 8 de marzo.